lunes, 17 de septiembre de 2018

EL COMPONENTE ORGÁNICO DEL SUBSTRATO


En este mundillo del bonsái, el substrato orgánico tiene mala prensa; pero hubo una época que no había opción. Ahora bien  ¿Debemos prescindir de ellos como hacen en Japón?

La materia orgánica  mantiene vivo el substrato y esto es necesario para estimular la correcta asimilación de nutrientes, al mantener a los organismos que degradan los compuestos del abono haciéndolos asimilables y también a las  micorrizas que ayudan a absorberlos. Igualmente, el humus fija temporalmente los cationes impidiendo su pronto lavado por el agua de riego quedando así los fertilizantes a disposición de la planta durante más tiempo.

Verán que no he mencionado la retención de agua y sin embargo, muchos aficionados añaden a la akadama turba o fibra de coco para salvar el  duro verano mediterráneo, no por los anteriores motivos.

En Japón el clima es distinto, pero los requerimientos del cultivo son similares y no añaden materia orgánica ¿o sí?

Sí que lo hacen, pero a través del abonado. Ellos colocan gran cantidad de abono orgánico que fermenta sobre el substrato y suplen de esta manera la falta materia orgánica en el substrato. Más aún, no sé si lo habrán pensado pero las plantas que necesitan más de esta materia orgánica la tienen en el substrato en Japón. Es el caso de los pinos, como cualquier planta con micorrizas no se cambia todo el substrato de una vez y al conservar el viejo, este aparece enriquecido de humus proveniente del abonado orgánico.


Hace unas tres décadas el substrato comercial de más calidad  que se podía usar era la turba rubia fibrosa preferentemente usada en viveros forestales.  Hoy se usa menos, por su precio y teniendo en cuenta que es un substrato no renovable. Además, la que se suele ver en los comercios se encuentra picada (fina) y, lo digo por experiencia, en absoluto es adecuada a los fines del cultivo del bonsái.

Aún hoy es mi substrato preferido para enraizar esquejes y producir semilleros, siempre que esté suficientemente aireado con arena o perlita. Este uso es para una temporada de cultivo, no más. En condiciones de bonsái, expuesto a los rigores del verano a la intemperie, cuando no podemos evitar su desecación se contraerá  espectacularmente y  no se recuperará aunque se sumerja en agua, terminará convertida en polvo.

Substrato comercial de marca conocida a base de turba 


 De esta experiencia me planteé como sería el substrato ideal, uno que pudiera desecarse y soportar las altas temperaturas en la superficie de la maceta  sin degradarse. Por aquel entonces no conocía los modernos substratos japoneses como la akadama o el kyriu y pensé en una arcilla granular porosa que no se deshiciera, encontrando en el mercado la arcilla expandida, pero la vendían en granos tan grueso como aceitunas.

 Descarté igualmente piedras duras como la volcánica, pómice o similares porque al no ser arcillas no tenían las propiedades físico-químicas  relacionadas con la adsorción de cationes que se valoran tanto un substrato para cultivo.

A todo esto, en el mercado, solo se encontraba un sustrato preparado para bonsáis de una marca muy conocida, que ha sido etiquetado en los foros como “matabonsais” estaba formado de una parte de turba negra, otra de gravilla de granito y otra de arcilla blanda de la usada para hacer los ladrillos.

Esta mezcla podía acabar al cabo de un par de años con la consistencia del turrón de Alicante, no les digo más.

Aún así podía funcionar en pequeñas macetas con el transplante anual. Pero más allá el riesgo de pudrición de raíces era muy alto.

Resulta indiscutible que, para no complicarnos la vida, el substrato ideal no existe pero se parece mucho a la akadama. El pómice viene mejor que la arena para aumentar la estabilidad del substrato durante años aunque en macetas pequeñas no me gusta pues si he de regar por inmersión en verano, este sale flotando.

La akadama es un substrato fenomenal para un riego automatizado o en un clima suave y húmedo. En nuestro clima del sur, puede necesitar de riegos frecuentes y además sin prisas, pues cuando se seca no se hidrata completamente tras un riego, debemos repetir al cabo de unos minutos.  Si le añadimos pómice será aún peor, pues se rehidrata con más lentitud.

Para los pinos y otras coníferas podemos usar kyriu y soportarán que el substrato se seque bastante. Sin embargo, estas especies agradecen una cierta cantidad de materia orgánica para mantener activas las micorrizas, por lo que en Japón suelen usar abonos orgánicos como el Biogold que son poco adecuados en nuestro clima pues se resecan rápidamente.

En el caso de especies que requieren de suelos fértiles y que no soportan que se sequen, la solución de algunos aficionado es añadir turba o fibra de coco.

Mi experiencia ya comentada desaconseja la turba, mientras que la fibra de coco se rehidrata bien. Es importante que la fibra de coco sea de calidad sin fibras largas y tenaces, imaginen lo que sería desenredar un estropajo de esparto lleno de raíces que queramos conservar. También es importante que este libre de sales y  arena.
Yo lo que vengo haciendo es ponerla en remojo un tiempo y luego cribarla en el mismo agua. Después la extenderemos para su secado. No es necesario secarla completamente, pero si la almacenamos con una humedad alta se ira descomponiendo lentamente.
A las fibras largas le doy utilidad para usarla como rejilla en los agujeros de macetas de engorde o para pequeñas macetas como kusamonos para retener substrato  fino.

Fibra de coco a partir de materia bruta. Este material se ha lavado y cribado. Se han eliminado fuertes y largas fibras aún así en este material  se aprecian  fibras como pelos.  El tamaño de la imagen es de 10 cm.


Fibra de coco más fina que la anterior y sin fibras por un cribado más fino.  A pesar de su finura es un substrato muy aireado que puede usarse con grano grueso, yo prefiero usarlo en macetas pequeñas.


Fibra de coco desfibrada y de grano grueso óptima para mezclar con akadama gruesa o media.

Algunos usan el humus de lombriz, mi experiencia es con el lixiviado de humus fresco  que yo mismo produzco. Este es un abono muy suave, que dicen que es más adecuado usarlo vía foliar. He realizado alguna experiencia con humus fresco de lombriz mezclado con substrato convencional de akadama y pómice en algunas plantas de crecimiento particularmente rápido y que gustan de suelos muy fértiles y ricos como los manzanos, que se transplantan anualmente,  los resultados de momento no son malos pues mientras no se deseque este substrato se mantiene, no se deshace.  Y en el caso de secarse quedaría compacto.  Por otro lado, el humus seco  me parece un polvo que no debe de entrar en nuestros substratos.

Este uso del humus en forma de bolas del mismo tamaño del grano de la akadama o superior podría ser lo que se llama enmienda húmica. Su utilidad puede limitarse a aquellos árboles tragones que queramos engordar en poco tiempo, y no a bonsáis propiamente dicho.

En el caso de coníferas parece más interesante usar corteza compostada de pino como ayuda para el mantenimiento de las micorrizas.

Por último, llevo unos años experimentando con el corcho, creo que es interesante, lo explicaré en otra entrada.


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