martes, 18 de septiembre de 2018

EL CORCHO COMO SUBSTRATO



En mis salidas al campo he visto como las ramas secas caídas de los viejos alcornoques, y troncos de los mismos árboles que mueren,  pudren su dura madera hasta desaparecer mientras que el corcho hueco permanece durante años.

Alcornoques junto a un camino en Alajar (Huelva). Estos árboles producen corcho cada 9 años.

Esta persistencia del corcho me hizo preguntarme si no sería interesante usarlo como substrato de larga duración. En primer lugar, el corcho compostado  tiene  propiedades físicas interesantes: es ligero, poroso, retiene humedad manteniendo la aireación y  se descompone con lentitud. Desde el punto químico, tiene un pH óptimo ligeramente ácido,  una capacidad de intercambio de cationes importante, por lo que puede retener nutrientes para liberarlos lentamente.

El corcho es un recurso renovable que se obtiene de la corteza externa del alcornoque (Quercus suber). El corcho de calidad o taponable se obtiene cada 9 años separándolo de cada árbol en una placas  llamadas panas que se clasifican según su calidad. El único tratamiento posterior es la cocción en agua limpia sin clorar (esto es muy importante para uso vinícola) con lo que se consigue que el corcho abra sus poros dilatándose considerablemente. Finalmente una máquina corta los tapones y eso es todo.

Quizá les sorprenda, pero un corcho de calidad puede tener un precio superior al de un vino barato; estos tapones solo se usan para vinos caros. El corcho comercial usado para múltiples fines incluyendo los tapones de vinos económicos, es en realidad un aglomerado del material natural sin aditivos formado por el triturado de los recortes del corcho taponable y corcho no taponable (por escaso grosor o calidad) sometido únicamente a calor y presión.

Árbol de una  forestación  que tendrá unos 20 años en Valverde del Camino (Huelva).  Tiene una desarrollo adelantado para la especie en esta zona y se ha decidido quitar el primer corcho que no es comercial y se llama bornizo hasta 1 m de altura. Lo que marca este momento es el diámetro, el resto de la plantación  no serán  desbornizados aún. Este trabajo, como la poda de formación, es fundamental que se realicen con sumo cuidado, las heridas realizadas por un descorchador poco profesional  podría afectar a la calidad del futuro corcho y  debilitar al árbol .

 Les advierto que el corcho no se vende actualmente como material para substrato, ni para otros uso triturado que sepamos en comercios cercanos. El único corcho natural que se puede comprar cerca de casa  es aquel de calidad no taponable que antes se vendía como corcho de Belén, y ahora es común en tiendas de animales para su uso en terrarios.


Sin embargo, hay estudios respecto al uso de este material como substrato (ver referencia al final). Y basándome en ellos y mi propia experiencia les comento lo siguiente.

Durante años los substratos usados para bonsái contenían básicamente turba y arena. La primera acaba por alterarse, especialmente en las duras condiciones del verano del sur  provocando una retraimiento del substrato en la maceta, compactación y a la larga problemas de aireación (ver otra entrada). Buscando una solución añadía corteza de pino compostada y sólo finalmente me planteé la posibilidad del corcho.  Para entonces el problema quedaba resuelto al poder adquirir substratos modernos.

Aún así, me pregunté si el compost de corcho añadido a la  akadama y pómice podía    mejorar la calidad del substrato cuando el transplante se prolongaba varios años.

Comencé a probar con restos de corcho de madera muerta ya bastante alterados. La principal  ventaja era la estabilidad del corcho en periodos de cultivo prolongados y mantener una actividad biológica en el substrato para así poder reducir el abonado orgánico que deja residuos que apelmazan el substrato.  Frente a la opción de no usar nada orgánico en el substrato, recuerdo que cualquier componente rico en humus proporciona una importante capacidad de intercambio catiónico y una mayor actividad biológica que mejora la absorción de los fertilizantes.

Solo llevo usándolo desde hace  unos tres años mezclado con la akadama, en cantidades pequeñas, inferiores en volumen al 20%, con resultados a día de hoy prometedores, aunque tendremos que esperar un poco para sacar más conclusiones.

Si alguien se atreve a probar les explicaré como lo hago.

El corcho con el que empecé estaba ya bastante alterado, de madera podrida. Ahora además  guardo los tapones de vino.

Los primero es hervir el corcho en abundante agua (no es necesario hacer esto con los tapones) para desinfectarlo y hacer que abra poros. Yo utilizó una vieja olla exprés para conseguir el autoclave dado que estos árboles murieron por culpa de hongos muy peligrosos como Phytophthora cinnamomi.

Si es posible adquirir corcho triturado será lo ideal,  pues hacerlo a mano es desalentador. Pero en mi experiencia tuve que cortarlo  hasta llegar a un tamaño medio de 1 cm.

Después habría que dejarlo compostar al menos un año, en el caso de corcho que no haya estado sometido a la pudrición en el campo el tiempo puede ser de un par de años. Yo he  adelantado algo el compostaje vertiendo lixiviado de humus de lombriz, en todo caso hay que conseguir que esté durante el proceso al 100 % de humedad incluso con algo de encharcamiento en su fondo, yo utilizó un tupper de plástico.  ¿Por qué  esta forma de compostar?

Corcho ya compostado

El corcho crudo no se puede utilizar pues es tóxico por su alto contenido en sustancias fenólicas. Ya el cocido reduce algo los taninos que se disuelven en el agua, pero   sobre todo  durante el proceso de compostaje debiendo de regar y tirar este agua varias veces durante el proceso, no hay problemas de olores pues los taninos son bactericidas.

Finalizado, el corcho adquiere un color mas oscuro,  se vuelve más poroso, tierno y absorbe más agua.

Y esto es todo, si alguien se anima a probar, compartiremos la experiencia.

Documento Estudio del corcho como substrato de vivero

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